Grande ciudad
que se alumbra en la risa,
aún de día, en sus pasos ediles,
gente que va, censura en el caos,
martillos en testa, neurálgica vida.
Es la paciencia deglutida
y nuestro derecho asfaltado
que ni un grotesco Picasso
habría jamás, ni en demencia,
calcado a esta Ciudad de Los Reyes,
la sin calma -día y noche-
merced a ironías postulantes,
obsequio inmejorable al desorden,
fiel pretexto de sus comisiones.
Fueran otros los autores
que por su bien más no están,
arrancando entre las flores
lo mejor de esta ciudad.
Mírate hoy Lima fatal,
te ensucia quien hoy te ordena
per se –y solo por ti.
jauro. 03-03-2010