Eso de mendigar amor es tradición de las mujeres bellas.
Y sigo en la esquina, viendo desde aquél oscuro rincón, como besas a la bestia, te atrajo la miel de sus labios, mientras te embriaga el ron de su corazón. Aunque parezca imposible, eres tú la culpable, la culpable de tus males y tus anónimos deseos, de amar un ser que respira tan solo con tu mirada, mientras yo sigo bailando por mi propia cuenta, y si tú no me miras, ponte de pies y hazlo, porque soy todo para tí, desde un respiro hasta un \"te amo\". Y. Enciende las luces, sólo he venido a decirte adiós.