En la noche iba buscando
consuelos de papel de cigarro,
vasos sin fondo, amargos
momentos de inconciencia regalados.
Sumando anécdotas al fracaso
y mentiras a la verdad,
buscando labios de alquiler
miradas sintéticas y pasarlo "bien".
Jugando a matador de penas
vi en la noche la verdad,
mas la vi pasar de largo
y no la quise saludar.
Subasté mi Talón de Aquiles,
regalé sin pensarlo el corazón,
mendigué y rogué por descontrol,
comencé a cantar una canción:
*"Y no volveré a sentirme extraño
aunque no me llegue a conocer
ya no volveré a quererte tanto
ya no volveré a dejarte de querer.
Dejé de volar, me hundí en el barro
y entre tanto barro me encontré
algo de calor, sin tus abrazos,
ahora sé que nunca volveré."*
Y vino la luz acusadora
y un golpe de lucidez a la razón
y vino la lluvia de la vida
y el destino golpeó la cabeza en la pared.