Hoy yo, sólo comentaros quiero
de en la mañana lo bello acontecido.
Acabando de a la calle haber salido
buscando el tíbio sol que a todo agrada.
Fue que, cerca de mí
fueron andando su camino
pareja enamorada demostraron
que cogidos de la mano paseaban.
En un momento del mutuo compartido,
la mano del hombre acariciaba
las suaves laderas cadenciosas
redondas y perfectas
y con firmeza sobre ellas apretaba.
Ningún rechazo se produjo
más bien un gesto satisfecho que,
con risa su boca agradecía.
Y he aquí que, un movimiento se produjo
en la hembra, complaciente y complacida.
Cual alas delicadas de sutíl plumaje,
danzas sensuales, mágicas,
sus manos describieron en el aire
y a posárse fueron en sus hombros,
y en poco sobre el ancho cuello
y la fuerte nuca se apretaban,
atrayendo hacia sus labios lo anhelado.
De esta guisa disfrutaban sus caricias
de todo el mundo enajenado.
El halo de su dicha resplandece
rodeando su junta figura enamorada.
Tal vez ninguna luz quiebre la suya
que de amor henchída me deslúmbra
lejana y cercana al mismo tiempo.
Fueron sé, siguiendo su camíno
y el halo de su dicha les seguía
buscando nuevas noches, nuevos días.
¡El amor tiene éstas cosas!
Que demuestran que,
de un sólo gesto sensitivo
se puede concebir una poesía.
¡Tan sólo falta el gesto enamorado!
¡Y la fértil mente del poeta!
19,30h 8-3-2012
Isidoro Pavón Mariblanca