Tú aroma perdura sobre mi almohada y no hago más que respirar tu ausencia, no hay más que el frío nocturno recorriéndome… El calor de tu amor junto a mi pecho, desaparece…
Tanta soledad en tan poco tiempo, tanto amor entre tanta indiferencia.
Te busco, te llamo, te imploro con esta voz resquebrajada por el olvido… ¡Búscame! Y de pronto, respondes, devuelves a mi corazón su latido
— Olga Cecilia Martínez Rojas