Y yo escribía con pincel en la arena
queriendo tus óleos sin botones ni piedras,
hechos de trenzas, de perlas frescas.
Sin llama ardiente, como fuego de nieve
Como lanzas de flechas y un lienzo de pieles
Gaviota con alas rojas sin espinas ni dientes.
Yo solía ver el mar en la higuera
y una fuga interminable en toda la tierra,
Con el cauce de los ríos iba caminante
encerrada en la escafandra sola pensante.
Pero alzaba el vuelo sin alas, sin pena
era tan amable una historia de seda.
Y se estremecieron las entrañas
y el vientre de estrellas
y se va alejando la angustia entre piedras
con la cabeza dorada y los labios de fresa.
Y era de agua, de bella esperanza,
sin cáscaras, ni corrientes
Con la luz del equilibrio
en dirección a la vertiente
Y era el sazón de tu voz
invencible, poderoso, más allá del sol