Amada, luz de mis recuerdos
que sonríes a mi mente todavía.
No estas, la angustia apoderado de mis sentidos;
no estas, desafinado la sinfonía que con ti vivía.
Amada, ven, acércate y quita estas flechas
de este cuerpo tensionado de dolor;
acércate, bésame, si es que acaso me escuchas,
acaríciame si es que sientes todavía el amor.
Amada, ámame como veces pasadas
y ahí estaré acariciando tu sombra,
a fuego lento derretirme en tus miradas.
Solo lágrimas al suelo cuando mi voz te nombra.
Amada, la de labios rojos y carnosos,
la de ojos redondos como un gato, tu,
jueves santo con tu cuerpo y tus besos
eterno clamor del espíritu.
Amada, ¿Dónde estas? ¿Dónde te fuiste?
Solo te veo en la nebulosa eterna del recuerdo.
Te fuiste, acaso olvidaste que en mis brazos estuviste,
cruzaste el azul, te fuiste... ya todo ha terminado!.