La entrega
No existo, yo no soy, viven ustedes
en calma, en la ciudad, llenos de flores,
y cantan al pasar por mis temores
y extienden un mantel porque te quedes.
Yo sólo paso y sigo, lanzo redes
en que no han de caer aves ni amores,
tan suaves son sus hilos, tan menores
que si un pez atrapé, tú ya lo cedes.
Y es que todo te doy y sin mercedes:
el cielo, el mar, los sitios de colores
en que tanto canté que no hay paredes.
Y si ustedes se van, se irán mejores,
que en todo lo que amé tú me concedes
que a todos ame así, sin más dolores.
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13 01 16