Una lágrima se asoma pero no termina de salir, se convirtió en un recuerdo que asfixia, en un dolor de cabeza mientras dura. Más que convencida estoy que nunca me quiso, pues no le era difícil regalarse a otras pieles mientras yo sigo aquí suspirando sus caricias, exhalando sus abrazos.
Me pregunto si alguna vez sintió que le regalaba mi alma, me pregunto si alguna vez sintió que me salía de mi cuerpo mientras se lo daba, me pregunto si alguna vez supo que estuve allí…
Era arte, no quería dejar de mirarle, no quería jamás soltarle. No sé si podre de nuevo dejar estrecharme a otros brazos, no sé si pueda borrar un estigma.
Si estuviera un momento dentro de mi pecho, lloraría para siempre de sentir lo que siento.
Nunca sabrá cuanto lo quise aunque se lo gritaba con los ojos, nunca sabrá cuanto lo quise porque para mí no eran sus ojos…