Me dueles,
me dueles alma mía,
me duele pensarte, me duele y me cansa,
me duele escucharte aunque no dices nada.
Y te quiero, te quiero, te quiero con ganas!!!,
con esas putas, insaciables e infinitas ganas de que estés en mi cama,
y no solo en mi mente,
ahí, en donde no dices nada.
Pero nunca te encuentro,
solo a la mirada vacía que se asoma por el cristal de la sombra que en su tallo se opaca,
al roce miserable de los labios terciopelo que envenenan mi alma con la ternura febril de su tacto,
a la palabra gélida y lúgubre que decrece poco a poco, lento, suave, frío, invierno.
Me dueles, me dueles mi alma,
me duele que ya no compartirás tus sueños en el acre silueta que se posa de a una en la totalidad de mis esperanzas,
me duele y me llena de alegría porque te quiero,
pero no a mi lado, te quiero libre, fría, triste, diurna, tuya y no mía.