No era indignación, pues este es un sentimiento noble, era ira, odio, sentía que me ahogaba en mi propia cólera intentando buscar culpables, quizá olvide buscar frente al espejo para recordar que aquel espectro fue quien destrozo mi cuerpo, por culpa de los recuerdos que lo acribillaban sin cesar, sin piedad, sin descansar, tal vez todo eso me desplomo en furia, porque mantenía la esperanza de que un papel pueda cambiar mi vida, en un papel escribí a la mujer de mi agonía , en un papel demostré todo lo que por ella sentía, en un papel dibuje lo que quería, en un papel se me fue la vida, día a día lucho por seguir con lo que me queda de savia, aprendiendo a sonreír aunque con el viento y como el polvo poco a poco se me desvanece todo haciéndome notar que mi cuerpo no es más un estrobo.