Eres recuerdo de una mujer
lejana, dueña de mi amor
y de mi vida, a todas diferente
y los ángeles parecida,
tan bella como el atardecer
y tan fresca como la mañana,
en ese recuerdo hay un parecido
con la felicidad mía ausente,
llena de afinidades, de flores
y de miradas misteriosas,
que te invoco
hablándole a las cosas
que eran tuyas solamente.
Y les digo que eres bella,
porque bella es tu alma,
aunque no sé decir,
cuando te pienso,
pienso en ti porque
no estoy contigo
y estoy contigo
cuando en ti pienso.
Si te encontrara de repente,
tan bella como ayer, o más,
cedería mi orgullo a tu paso,
y te abrazaría nuevamente;
sin soltarte más,
no separaría tu mano
de la mía, después te diría:
Aun sigo amándote
como el primer día.