Beatriz Blanca

ENTRE LA SOLEDAD, EL SILENCIO

Y son los crepúsculos tan tempranos

que producen esas grandes congojas

por el eco de un suspiro que alejamos

cual crujido de las marchitas hojas.

 

Son las sombras de un mal sueño,

en laxitud de cielos de consciencia

que quedaron retenidos sin empeño

por penumbras de memoria y ausencia.

 

Que como un dedo deformado, señala

del sufrimiento su destello enfermo

que distante o cercano, no se calla

agudizando el dolor que es extremo.

 

Y como gotas de un llanto dormido,

en dos ojos con sus delirios vacíos.

van al cuerpo desnudo y carcomido

para extinguirse en destino sombrío.

 

Con ilusiones suspendidas en el aire,

formando palabras sin lograr parirse,

mira sus involuciones que volátiles

van por vórtices exánimes de su esfinge