Una vez más,
Bueno que se va hacer, al parecer el azar me quiere joder,
Como siempre, como cada día, como cada tarde, como cada noche;
El azar siempre me quiere hacer sentir mal.
Mostrándome cual chica hermosa caminando en las calles de cemento tan grises
Como mis ganas de enamorarme de ellas.
Tan duras y tan suaves mostrando sus mejores atributos y a la vez
Guardándolos con recelo porque no cualquier desgraciado
Puede ser el afortunado de empalagarse con todo esa golosina que hace a la mujer hermosa.
Y yo sollozo por dentro, me inundo de impotencia.
No quiero salir a la calle porque no quiero verlas
Yo odio a las mujeres, por ser tan hermosas y vanidosas
Y las que no son de agraciada belleza,
A esas también las odio, porque esas son las que se valoran más;
Y no se van fijando en muchachos demacrados
Y las que eligen a cualquier imbécil, pues a esas también las odio
Por no saber escoger y no autoestimarse;
Pero sin embargo las odie o no, me hacen tanta falta
Que estando solo, soy un completo mísero y sin talento para hablar.
Pero ellas no me necesitan, ¿Quién necesita a un tipo que no se valora?
¿Cómo una mujer puede confiar en un tipo que apenas se quiere? Si ni siquiera sabe que es amar.
Y es por eso que prefiero no ver a las mujeres,
Pero el azar me muestra siempre chicas hermosas dándome las espaldas,
Muchachas cruzándose en mi camino y
Abofeteándome con sus perfumes
Y yo levantando la cabeza como perro golpeado por un palo en el hocico, dirigiendo mi mirada
Hacia ellas,
Y no poder evitar amarlas y llorar por ellas, el sentir extraño de querer cuidarlas.
Y todas tan ajenas a mí.
Jóvenes haciéndolas reír y yo tan receloso odiándolos
Porque se, muy bien, lo tengo clarito;
Que no existen amigos,
Que los hombres no pueden ser amigos de las mujeres
Porque el sexo está de por medio.
Y lo digo por el hombre, por su mente enferma y morbosa.
Y yo viendo a las mujeres tan delicadas, despistadas y también muy fuertes
Tanto que me matan todos los días, con sus cabellos brillantes
O con su mirada dominante o de ternura, capaz de esclavizarte
Sin la necesidad de arrestarte.
Mujeres de todas formas.
Pero sin embargo esto no es un poema para ellas.
No, my friend, esto es por mi lúgubre miedo hacia las mujeres.
Y mi odio hacia ellas, y también mi inmensa ternura hacia ellas.
Pero más odio, porque son mujeres que esperan
Pero no abren las puertas a los desesperados como yo.