Frances Villa

Causalidad

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Hace poco creía encontrarme en el ocaso de mis edades, en el ápice de mi vida. En el lugar aquel que uno imagina estar en algún momento de su rutinaria existencia.

Creía poder mirarte con ojos nada turbados, con risas nada evidentes, con melodías nada añejas…pero no pude… ¿qué hago entonces?

Creí poder desmentir mi rabia de no hablarte: pero las aumentaste. Tus ojos daban con los míos y estos no soportaban aquella mirada con la que alguna vez cayó,… pero que ya hoy…confundida prefiere darse un tiempo.

Creía que iba a soportar el verte de otras manos que no fueran las mías, pero nada…no lo soporto. Que podía escuchar –simplemente “escuchar”-  a tus labios evocando alguna risa encantada, pero nada…quiero correr a su encuentro.

Creí que estando cerca tuyo…nada me causarías…nada. ¿Cuan equivocado estaba?

Ahora, cuando lo se todo…puedo darme cuenta de que eras tú la que se encontraba en el ocaso de esas edades, en el ápice de esa vida…de esa existencia… y que “yo” ya nada podía causarte.