Eres tan misteriosa
como la voz del firmamento,
tan atrayente como abismo
lleno de rosas rojas,
eres, expresiva y voluble,
amante del romanticismo,
tu alma da igual recibimiento
a la blanca ilusión
y al negro sensualismo,
eres tan perturbadora
como un presentimiento,
cruel y a la vez piadosa,
tal cual eres mujer
como un espejismo.
Por estas propiedades
que en tu ser adivino,
por saberte dudosa,
por saberte imprecisa,
y porque nada
esperas de Dios
ni del destino,
yo amo tu alma,
que es sutil como una brisa
y tu cuerpo que es perfecto
como el de una estatua,
que consagro en la cama
con una erótica misa
y tus ricos besos
que son mi pan y vino.