Cuando no hallo palabras que describan la belleza.
Cuando su ternura supera mi capacidad de expresión.
Cuando siento mucho más intensamente, de lo que puedo explicar.
En ese sublime momento. Entonces, vislumbro la obra del Creador.
Logro trascender mis límites sensitivos, y derrumbar la barrera que levantan los sentidos.
Consigo ampliar mi capacidad de aprehender. Captar lo que está más allá de nuestra percepción.
Ese instante en el cual logro apreciar otro plano de la realidad, algo metafísico.
Un imperceptible hilo conductor que eleva mi mirada al cielo y me revela a Dios.
16-1-16