Anoche te soñé,
y vestida toda de bosque
mecían tus ramas los vientos,
brisas fresas de la noche.
Anoche te soñé,
y eran tus dientes espuma de mar,
dulce mar revuelto
donde mis palabras se iba a ahogar.
Anoche te soñé,
y eras toda soledad, toda arena.
En tu infinito desierto,
Sentía el abrazo de tu piel morena.
Anoche te soñé,
y al llegar el día el sueño acabose,
la luz de la mañana lo hizo destrozar
y la realidad terminó con tu vuelta.