Cuando se acerque el puerto del periplo de vida,
Cuando ya mis raíces no encuentren alimento,
Cuando llegue hasta el cenit el canto de los vientos,
Resonarán vibrantes las campanas dormidas.
Cuando el galán de noche deje de perfumar,
Cuando el cielo no colme las noches con estrellas,
Cuando el rumor del mar no emita notas bellas,
Oirás mi lamento pugnando a ti llegar.
Cuando el trinar del ave se oiga quedo y sin fuerzas,
Cuando las musas lloren buscando tu presencia,
Cuando el verso se esconda ya sin luz ni elocuencia,
Comenzará el declive del sol de mi presencia.
Cuando Mozart, Beethoven, Tchaikovski, Schubert, Chopin, o Bach, no me eleven el alma hasta la inmensidad.
Cuando Benedetti, Neruda, Lorca, Becquer, Darío, José Angel, Machado, Martí o Nervo, no inviten a soñar.
Cuando la bella luna ya no inspire canciones y por desconsolada dejara de brillar.
Poco valdrá la vida, y en triste despedida, llenaré mis mochilas y emprenderé el camino rumbo a ningún lugar.