Mientras dormías he levado el ancla,
he soltado amarras y dejado al pairo tu velero.
Cuando despiertes, el viento de la vida
te habrá llevado rumbo a tu destino.
Yo te amo, pero te amo libre,
quiero ser tu nido, no tu cárcel,
por eso he soplado tu plumaje,
para que alces el vuelo hacia tus sueños.
No mires hacia atrás que yo te espero,
cual Penélope altiva y orgullosa.
No hay distancia que pueda separarnos
ni recuerdo que en mí forje cadenas.
Te esperaré tejiendo mi túnica perpetua,
con el arco acechando entre mis pechos,
esperando que vuelvas a tensarlo
y a clavar con tus flechas amorosas
el vientre que palpita enamorado.
Cuando vuelvas de Troya hasta mi lecho,
me hallarás encendida y al acecho.