Ansias
El aliento tibio que sonriente exhalas
es caricia libre, frenética y loca
que libera de mí deseo sus alas
para volar ligero a libar tu boca.
Y así en las primeras sombras de la noche
mi sed es calmada en tu diáfana fuente
y mis mil caricias en febril derroche
se enroscan en ti como ávida serpiente.
Y zumbando mi abejorro enardecido
vuela queriendo picar toda tu piel
y encontrándose tu cuerpo humedecido
queda cautivo en los pliegues de tu miel.
Y la noche no permite que yo duerma
y la luna se refugia en la laguna
el deseo no se abate ni se merma
y la hojarasca se vuelve nuestra cuna.
Esa noche se dan tantos embelesos
y hay luminosos destellos en las nubes,
en el ambiente se da un olor a besos
y se oye un coro de angélicos querubes.