Inocencia y Picadía
Ni siquiera los omnipotentes dioses del olimpo
se maravillaron a la vista de una tal belleza,
la cual, al contemplar su semblante de una distancia,
bendice mi esencia con exuberación
Su corazón de bondad pura
se refleja en su hermosura,
su gentileza, recompensada con reticencia,
por mis miradas de suma admiración
Sus trensas cual cascadas de azabache,
un contraste de encanto acaricia su faz de nácar,
donde moran sus labios de rubí ,
prohibidos a mis besos
En mil noches y una noche de inocencia y picadía,
mil veces y una vez su desnudez dibujo de nuevo,
y donde velos de intimidad ocultan su salacidad
de deleites de lo más exquisito
A el amor no se debe enjaularlo
súbdito a los caprichos de perjuicios,
que carga con una cruz por nacer en un rango inferior
mientras la nobleza gana por la mano,
disponiendo las conveniencias del corazón