Mis manías, esas manías que tengo...
De pensar en como me tendrás en tus contactos.
En que le dirás a la gente de mi.
En como actuaras con otras personas, cuando no estás aquí.
En si solo son mis besos, o los repartes entre otras.
En que si a todas les das esas mismas sonrisas.
En como le hablas a las demás, o solo eres un patán, buscando a su musa;
si, a esa que se deja hacer de todo, y te perdona la vida,
si fuese necesario. Tal vez así como yo lo hago. Por no te imaginas
el amor que te tengo, y lo capaz e incapaz que soy,
por hacer todo por ti, porque sin avisar... Llegaste.
Y quizás pudieron ser tus ojos, o tú sonrisa perfecta, o tal vez
la delicadez con que se delínea tú nariz,
o la cuna de la Luna en tus ojeras,
o las equinas de tú cuerpo, o el calor que me haces
sentir cada vez que estás cerca de mi;
y podré buscar mil posibilidades,
por las cuales me enamoraste, pero ninguna es la respuesta,
porque es tan complicado esto, que no sé, y no creó saber nunca,
porque te fuiste. Porque después de tanto que te di,
te alejas de mi.
Porque si era la musa, tú no fuiste el pintor de mi mundo...
De nuestro mundo.
Porque tuviste que ser el terremoto que destruyo mi alma.
Es tanta mi manía, mi masoquismo,
que puedo pasar de una carta romántica,
a una de melancolía.
Porque siempre fue así, tal vez por eso no me quiste,
por realista, por se una poeta, que con una pluma y un papel,
tenía la felicidad ganada.
Y que al querer que tú fueras mi inspiración, te largaste,
y me llevaste a la horca, que me llevo a la perdición de mi ser.