La escalofriante brisa de la noche anunciaba
El quiebre de la paz que por años habitó
En estas cálidas tierras que bajo la luz del sol
Sugieren una afable experiencia que interpretaba
Los rituales sinceros de los que se sirvió
Como poder para conspirar contra la bestia del Seol.
Solicitud, ruego al viento interceder por mí
Deseando con fuerzas una conspiración a favor
De mis peticiones y súplicas ante los cielos,
Procurando con ameno el bien hacia ti.
Todo lo acordado será a su tiempo, con labor
Hasta que el cielo decida negar su anhelo.
Esperanza, eleva esta oración como grato perfume
Hasta la planta de los pies del dador de la vida
Para que conozca mi solicitud y el dolor que siento,
Pues la desesperante fatiga de mi honor llega incólume
A las raíces de mi mente que mantiene esta herida
Por sobre el tiempo, que me arrebata el aliento.
…Los fluidos que descienden desde tus suaves labios
Hasta lo más delicado y profundo de tu frágil esencia
Sugieren lo improbable de acontecer entre la oscuridad
Junto a la calidez que tu semblante emana sin agravios
Para dar comienzo al ritual que fusiona tu presencia
Con la mía, y que nos permite jugar en la eternidad.
Las delicadas flores que descienden desde tu corona
Hasta tus suaves pechos, estimulan estos sentimientos
Que elevan mi espíritu al cielo: y contemplo tu mirada,
Desde lo alto, entre las frágiles nubes con aromas
Como un destello de consciencia sin remordimientos
Capaz de sentir lo divino de tu figura descansada.
La belleza en tus ojos claros que enceguecen,
Refleja bajo la lluvia los aromas que con sutileza
Permanecen intactos y suaves sobre tus hombros,
Solicitando atención a las vibraciones que entristecen
En busca de la espada esmeralda, con delicadeza
Hacia las frágiles contradicciones entre los escombros...
Que el poderoso valor de mi espíritu no se aparte
Para que con ansias pueda vencer a esa bestia
Y proteger mi reino de la iniquidad del enemigo.
Pues el espíritu del bosque anuncia que la muerte
Pasará por aquí una vez más, pero con valentía
Podremos ganar la batalla si confían conmigo.
La candente flama de aquella bestia no me quemará
Pues mi voluntad se ha liberado de las blasfemias
Habitantes de las tierras del norte, en “Mente”,
Donde los arqueros señorean lo que impedirá
La llegada del ejército del sur hacia su bohemia…
¡Que Dios ampare al príncipe del peligro inminente!
¡No creas que por tener una armadura me vencerás!...
No obedeceré un mandato en contra de mi corazón,
Conozco tus poderes, mi vida no podrás llevarte…
Siempre y cuando tú quieras, el más fuerte serás…
No beberé tus palabras de ningún río de esta nación,
Hasta que tu sangre caiga al suelo y tú no te levantes…
…Todo el esfuerzo y el sacrificio de este pueblo
Será recompensado por el cielo, que contempla
La permanencia de esta pobre y desolada tierra.
Que la luz de la verdad se pronuncie cuando hablo
Para guiar al que perdió su camino en la niebla
Del oscuro abismo, que es esta innecesaria guerra.
Lo que mi pobre alma anhela es sentirme conmigo,
Abandonar los pensamientos que provocan la ilusión
De la realidad, para unirme a ella sin que el tiempo
Nos seduzca por ser tan débiles y faltos de abrigo,
Por creer en la existencia de la muerte como alienación
Sin considerar lo simple y eterno de estos campos.
¿De qué sirven las riquezas de todo este imperio?
Si mi corazón anhela algo más delicado y profundo
Que el simple brillo de este metal el cual perece
Y se vuelve uno con el polvo de este gran misterio
De la vida y de las leyes que en sólo un segundo
Transfiguran la energía en una luz que permanece.