Mis ojos te recorren y saben que tus ojos
se encuentran en tus sueños paseando tu mirada,
mis labios suave besan tus tibios labios rojos
y miro tu cabeza voltear sobre la almohada.
Qué dulces son los besos
robados a mi amada.
De pronto veo tus ojos abrirse muy despacio,
sonríes quedamente y me invitas a besarte,
me lanzo en vuelo libre en aquel pequeño espacio,
ni viento, sol ni lluvia podrán de mi salvarte.
Mi boca se dedica
de lleno a saborearte.
Las yemas de mis dedos recorren las regiones
que anoche conquistaron y ahora las defienden,
tu cuerpo se somete sintiendo las legiones
de besos y caricias que ascienden y descienden.
Tu cuerpo y tus ideas
se rinden y no entienden.
Dos cuerpos uno solo y dos mentes una idea,
al fuego se derriten y no valen gemidos
que a gritos dicen nada y silencio los rodea
y al cabo de un suspiro se dan por bien servidos.
Seguidamente estamos
mi amada y yo dormidos.