Son las lágrimas el bálsamo
que alivian el corazón,
la humedad que en el dolor
se desborda por los ojos.
Calman con su remojo
lo que te aturde en el alma
y sacan desde tu pecho
lo punzante que lo embarga.
Lloro y bendita agua
la que desbordan mis ojos,
apaciguan el congojo
que me arrebata la vida.
Lloro por esta herida
que ha dejado tu ausencia,
porque es tan corta la vida
y tan dura la existencia.
Amiga en paz descanses
hasta el día que el Señor
con voz de mando y trompeta
nos despierte con amor.
Entonces juntos iremos
a la mansión eternal,
do no habrá separación
ni lágrimas que llorar.