¿Te pedí mucho?
Fue poco al pedirte un mínimo
de caricias al hablar,
de lo que me podías brindar,
de lo que podías ofrecer
y se abrieron mis alas
con ímpetu de volar con fuerza de querer.
¿El lugar? No me preocupó
solo quería estar cerca de vos.
No sé si para tocar tu mano
y apretarla con la mía
y dejando atrás
los disgustos inevitables y las porfías.
Porque quería querer de ti
un alivio, ese cercano
que se entrega en el calor
cuando das una mano.
Y no pudo ser,
porque al mirar la encrucijada abrió
una corriente de desagravios
que ni inspirar me dejó.
Una gota rosó mis labios
por la incomprensión.
Sólo pude y podré desde lejos
mirarte,
desearte,
y entregarte en suspiros
cuando te leo porque vivo
y cuando escribo…eres mi motivación.