Como dormidos
¿Y quien dijo que había que hacer algo?
Lo veo todo hecho: la memoria,
las letras del idioma, los periplos
de reyes y de pajes y de extraños.
Lo veo todo escrito: la materia
de cada poro o piedra de lo eterno,
el polvo de las huellas del viajero
y el epitafio gris de cada vida detenida.
A quién cantar, además, si nadie escucha,
qué hacer, además, si todo es vano,
seguimos consumiendo este planeta,
seguimos ausentándonos de todo,
huyendo al egoísmo de una máscara,
llorando en soledad por los abrazos que no dimos.
Quizás es lo mejor: no hacer ya nada,
ni amar, ni huir, ni darnos por entero,
ni revolver la taza del ocaso
para no derramar aquel océano de espuma.
Quizás es lo mejor, quedarnos quietos
y que en la sepultura de tu traje
descanses ya por fin, sin grandes pretensiones.
Que orinen tu recuerdo aquellos perros
que anoche le ladraban a la luna
y que un gran zapatazo los espante
para que a pierna suelta nos durmamos,
para que al otro día no haya duda
de que nada hay que hacer, de que ya todo
consiste en continuar como dormidos por la senda.
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19 01 16