Cuánto habitar más allá del arcoíris,
más allá de su estación fugaz
que surge con el resbalar del rocío
cuando huye de las nubes,
cuánto de su matiz
reluciente en lo límpido
Cuánto más allá de su tacto
con la tierra y con el éter;
de su forma transparente, soberana,
de su aspecto, incluso,
parcial en la mirada
¿Y qué decir si en cada asomar
es el mismo, o dos, o miles?
Tal vez de ello resulte su encanto:
su levedad celeste,
su intempestiva llegada
a la espera del chubasco;
tal vez su despuntar a nuestro olvido,
su corto abrigar bajo el silencio.
De \"ENTRE MOLDURAS Y EL VIENTO\", 2012
San José de Guaribe, edo. Guárico - Venezuela.