Desde el fondo de tí, y arrodillado,
Un niño triste como yo nos mira.
Por esa vida que arderá en sus venas
Tendrían que amarrarse nuestras vidas.
Por esas manos hijas de tus manos
Tendrían que matar las manos mías,
Por sus ojos abiertos en la tierra
Veré en los tuyos lágrimas un día.
Pablo Neruda.
Si tú me tocas ardo, si me nombras
No tardaré mucho en aparecer
Porque me debo a tí como las sombras
A la luz blanca del amanecer.
Me debo a tí como las olas frías
Al mar en que fundaron su rompiente,
Como a la cosecha las manos mías,
Como al Dios del mar el alto tridente.
Si tú vienes, me marcho de inmediato,
Que no quiero que veas mis heridas.
Dicen que siete vidas tiene un gato
Y yo las tengo todas oprimidas.
Pero en fin, me quedan los callejones
Y me sobra el tabaco y la ginebra.
¿Quién sabe? Quizá aguanten mis pulmones,
Quizá mi corazón salde su quiebra.
Un pecho en concurso de acreedores
Tiene que vender todo su dolor
Para amanecer en sus resplandores,
Quizá para revivir el amor.
Yo no quiero darme a las manos mías...
Sólo quiero curar mis llagas secas.
Hoy quiero dejar atrás tus manías
Y darme de lleno a las bibliotecas...
(Porque la lectura es como el amor
Quitando el dolor y la risa...
Quitando todo, resumiendo.
Quizá no sean tan parecidos...)
Retirando lo dicho, buenas noches.