Tras el hoy, se escribió un ayer,
y todo siempre tan igual,
algunas nubes grises, el horizonte infinito,
seguir y andar... y andar.
Al compás de la vida, como estúpida
maquina, cimienta sus latidos el corazón.
La torpeza del cerebro,
en una ilógica idea dormida en un oscuro rincón.
El ser, que promete un paraíso,
buscando argumentos sin fe.
Fatigado del duelo, como una ola creciendo,
ignoro de la vida el porqué...
Luis Augusto 2016