¡Tu eres la tierra donde habito,
El agua que calma mi sed,
El aire que respiro
Y el fuego que ilumina mi camino.¡
¡La tierra donde sembré mi simiente
Y dio sus frutos,
Convirtiéndose primero en un arbusto
Y luego en un árbol majestuoso
Que se alzaba con orgullo en el camino.¡
¡El agua que lo regó con amor cada minuto
Para darle su esplendor y gallardía,
Lo regaba con fervor día tras día
Y sus hojas con el sol resplandecían.¡
¡El aire que mecía sus ramas
Que al cielo se tendían…
Como brazos de un gigante
Que quisiera bajar las estrellas
En las noches serenas y sombrías…¡
¡El fuego que brillaba en su interior…
Esa savia creadora que corria
Y llegaba al corazón
Encendiendo la pasión que da la vida ¡