Es bueno cuando lo añoro ampliando sus criterios y me remonto a estragos de los buenos
Es el mejor en las pausas largas y su halo multiplica mil recuerdos
Es bueno en el reencuentro anunciando destellos.
Es cruel cuando arremete con su frialdad a oscuras
Es cruel en involuntarias tajaduras
Es cruel cada adiós acantilado.
Me colma y me enreda en llamaradas de Vida
Y me amputa toda en sus dolientes silencios.
Quisiera retenerlo con cadenas livianas en mi afán de brindarme en sinfonías que lo encanten
Pero en cada regreso lo arrojo a tiempo defendiéndome de la tempestad que es su sello.