Quisiera que no fueras esa sombra
con voz que palpita indefinida,
que de mí te llevas todas las formas;
hasta mi juventud te robas,
sabiendo que no eres bienvenida
No has dejado sol ni estrellas en mi cielo
y a mi figura esbelta has deformado
que llena de olvido se ha oxidado.
Mis formas de antaño, han cambiado,
hoy..., ajada y marchita he quedado.
Ya no deseas darme aliento
solo vas cubriéndome con tus ojos ciegos
que por la noche va llegando como viento
para abrazarme sin remordimiento,
aferrándome en tu oscuridad sin tiempo.
Carcomiendo mis horas a escondidas
entre las hojas viejas que me habitan
y que alguna vez fueron llamativas
por las ilusiones de mis tantas fantasías.