Cuando te falten las fuerzas
y sientas que ya no alcanzas,
busca al final de tu brazo
y encontrarás una mano,
esa que jamás te falla.
Busca con ella otra mano,
busca con ella la mía,
tejamos con nuestros dedos
piel a piel y risa a risa
un firmamento estrellado
cuajado de maravilla.
Siente mi sangre en tu sangre,
funde tu aura en la mía
que arrancaré esas cadenas
de sufrimiento y desdicha
y haré que broten dos alas
en tu corazón de niña.
Y juntos elevaremos
el vuelo hacia esa otra tierra
donde el amor y las fuerzas
broten por entre las piedras,
donde el dolor no germine,
donde la verdad florezca
y el sufrimiento no arraigue
ni la mentira se extienda.