Me asomo al sendero de tus ojos para emprender el viaje hasta el corazón de tu jungla. Y en medio de aquel desgarrar de emociones incomparables: Tú, la más hermosa mujer que mirada alguna pudo visualizar como imponente ráfaga de luz. Coqueta ensoñación del arcoíris cuando cruza mi universos con el fulgor de tu rostro sencillamente hermoso. Chispazo de una tarde cuando tu esplendor me abordó como pasajero de una historia de pies descalzos, caricias de un tiempo que persigo para que no termine siendo un adiós. He roto los moldes dorados del amor. Contigo quiero descubrir qué cada día puedo amarte aún más. Eres como un torbellino irreverente en mi alma. No existe instante en donde mi mente no persiga tus recuerdos. Mil veces he repasado las cosas que ocurrieron, situaciones adversas que no dejaron que fluyera la realidad de lo que siento. El gran amor que desgarra mi alma. Escribo sobre tu piel mojada. La blanca arena de tu playa infinita es mi cuaderno imaginario. Observo tu océano pleno de desnudez. Tu cuerpo es hermoso como los interminables arrecifes coralinos. Silueta que descansa en ese mar de aguas azules con tu cabello de cardumen de peces dorados. Eres la más hermosa de las mujeres, la razón para volver a creer en el amor verdadero. Seguiré detrás de tus pasos en la arena. Señales que conducen al paraíso, camino descubriéndote en cada sendero en donde la belleza colocó su sello. Tú simbolizas el sueño de las palabras, la ilusión de quedarte sembrada para siempre dentro de mí…