Por la noche,
mi mano desvelada
te escribe incesante,
te grita su amor
desventurado,
busca presurosa,
la tinta sangre
y el papel de alma
para escribirte los versos
que agobiados callan,
no importa cuánto daño
me inflijan en el alma,
al escribir los versos
que rondan mi cabeza
libero los dolosos recuerdos
que mantengo cautivos,
son recuerdos dolientes, amorosos
que surgen en la noche
de insomnio, por doquier,
que se meten en mi mente
y rondan insidiosos mi pecho
lo ensanchan y lo agobian
cual preludio de infarto,
escribo mis versos
adivinando el ocaso,
en plena oscuridad,
la inspiración me aqueja
llevándose la poca claridad
de las estrellas desveladas,
cuando la soledad que vivo
deslava sus antojos
en los adentros derrumbados
que deja tu ausencia a diario,
a ratos, me conformo y pienso
que la musa de mis versos
es la muerte impertinente
y que es mejor darme por vencido,
olvidar que eres el tema de mi versos
no repetir entre líneas que aún te quiero,
abortar indolente este amor que siento,
dormir el tiempo, la noche,
los presentes, el pasado,
sabiendo que se irán cuando
mis versos se atrevan a decir
que ya no te necesito mas.