El silencio me consume
en esta soledad,
calla mi alma
mientras me agobia recordar
el pasado junto a ti,
y observarte desde lejos
en este presente fatídico,
si ya existen tormentas en vida
no imaginas el diluvio
en que navego
cada que imagino
un futuro sin ti,
de nada sirve quejarme
de la tristeza infinita
ni de las horas
que lentamente pasan
en el reloj del olvido,
pero de algo estoy convencido
es que al mirar tus ojos
con ese brillo majestuoso
cual piedra preciosa
mis latidos se aceleran,
y al tenerte frente a mí
después de tanto tiempo
se alteran mis nervios
las palabras no coordinan con mis manos
ni sé lo que debo decir,
recuerdo esas tardes
cuando me platicabas
y yo, absorto,
perdido en tus labios
delineando una y otra vez
la figura de tu boca,
y que decir
cuando en tus ojos me fijaba,
allí encontraba
un mundo distinto,
una realidad muy distante
a la de un vulgar y absurdo mundo,
tus ojos reflejaban la esperanza,
esa que yo necesitaba,
si todo tu rostro describiera
seguramente
una noche entera
me llevara
ahora imagina
cuanto tiempo me gastaría
al contar cada detalle
que aún guardo con anhelo
de tu silueta entera.