Y tu dices que los muertos no viven
Cae el sol:
la luna nace
y silva intranquila.
Te crees muerto
salvo tu cara
con su sonrisa esbelta
Secas las hojas
y seco tu vientre;
lo mismo caes entre algodones.
El hijo del hombre
mira ahora el cielo;
su cuello en la tierra.
La fábula sigue,
sigue el crepúsculo
si tu lo encuentras.
Ama por amar
que sin razón
no agobia tanto.
Tu oda sin titulo
que todos cantan
y pocos escuchan.
Te vas;
siento tu cuerpo en
sondas fulgurantes.
Triste tu alma
sin esas almas
con las que no volará.