Noble que caminas por el infinito
¡escuchádme! lo he visto
atravesar las llanuras y los valles,
Te paseabas por lirios silvestres
en un amanecer constante de luminarias.
sin saber que las flores miraban
vuestra carga de bultos prisioneros
por no quitar vuestra pena desamparada.
Mi viejo vestido de temple triste
no valláis más por el camino
¡a ver si adivino!
cual será vuestro sol, nido que creíste
tu ciudad amada; tu lugar, tu destino.