Una mujer
como tú,
es mi
ruego,
fresca y
transparente,
como rocío
temprano,
que tenga
vuelo,
aún
sin alas,
que me
sonría,
al llegar
el alba,
y que en
mis sueños,
me arrulle
como hada,
una mujer
como tú,
no es deseo
vacuo,
en cada
instante,
te lo
recuerdo,
y tú con candor,
semejas
un céfiro
de amor,
que roza
mi cuerpo,
y acaricia
mi corazón.
Víctor Bustos Solavagione