Mi amor es el canto triste de un ruiseñor herido. Desciendo de la oscuridad que inmortaliza uno de los peores momentos de mi vida. Los sueños vuelto trizas, la ilusión inquirida como si se tratase del peor de los infundios. Desde el dolor a veces se sabe reconocer lo que sentimos, ahora comprendo que el amor tiene también su carga de sufrimiento; que aprendemos de las heridas que son como el sangrante trofeo de aquellas pasiones que reflejan lo que somos. El amor siempre busca cruzar el puente que atraviesa los acantilados, arde la herida como señal de la puñalada, es como morir sin el brillo de tus pupilas. Jamás dejarás de estar en mi, no importa si tus alas retomaron el vuelo hasta el silencio...