Permita que le lea, señor oculista,
las cosas tan mágicas que yo he visto;
que he tenido que apuntarlas en una lista,
para enumerárselas sin imprevistos.
Aquí pone que yo...
he visto a un lindo niño, volar sobre las casas
he visto aviones, comer ciruelas pasas
he visto a un hombre, correr a cien por hora
he visto lanchas, en una cantimplora
he visto agua escarchada, paseando por la calle
he visto muchachas, pastando en el valle
he visto vacas, volando por el cielo
he visto un par de aves, hacer casas de hielo
he visto esquimales, de siete colores
un arco iris alado, de tres sabores
he visto un gran helado...
Y que las comas me las he tragado.
Con una de sus lupas,
mi vista la lista revisa,
a ver, si ahora resulta,
que las comas son precisas.
Y ya muy atento,
sin apenas dar un guiño,
de nuevo le cuento,
que yo he visto a un lindo niño...
y sigo...
volar sobre las casas he visto aviones,
comer ciruelas pasas he visto a un hombre,
correr a cien por hora he visto lanchas,
en una cantimplora he visto agua escarchada,
paseando por la calle he visto muchachas,
pastando en el valle he visto vacas,
volando por el cielo he visto un par de aves,
hacer casas de hielo he visto esquimales,
de siete colores un arco iris alado,
de tres sabores he visto un gran helado...
Y aunque me quede ciego,
no me cure usted la vista...
Fíjese que yo prefiero
la primera lista, la primera lista, la primera lista.