Sentí una voz,
Confundida entre el sonido de una guerra,
Y vi literas de hombres, llenos de furia apagada,
Rebusqué entre los escombros un poco de vida,
Y mis labios, anudados entre sí,
No comprendieron el afán de cuanta muerte;
De pronto entre las sombras,
Vi el latido de un poco de amor,
Escrito con pena entre mucha sangre,
Y la humareda de la muerte,
Entre la pólvora y el plomo,
Se ha disipado con mucha renuencia,
Al escuchar tu suave murmullo,
Aplacando el grito de las guerras…
Tu voz,
Ha renunciado a ser solo nuestra,
Y se ha abierto como ventana de par en par,
Dando luz a todas las muertes,
Y el eco de aquellas que no se fueron,
Cantaron sin silencio su propio coro,
Entre el grito de tu voz, ahora logrado;
Tu solo murmullo, tu voz,
Ahora dueña del callar de todas las guerras,
Ha resonado entre la cima y el llano,
Las voces apagaron al plomo y
Sepultaron a las trincheras,
Las voces han hablado y la tuya que resuena,
Amor es tu palabra…
En medio de la guerra.