relátame la noche
estoy afiebrado para conceder aliento
perdóname
voy muriendo en voz baja
eres tú que me acosas con palabras y caos
amándome, dices
y el vino deshojado de tu cuerpo
abre memorias en mi pecho
y te pide:
cómo es la noche
cuéntame qué parte de la vida es ésa
por qué somos actores
si esta miseria nos nombra a los dos
mejor es apartarse del camino
tú desnudo
tal vez tenga que soñarte nuevamente
pero sin pensar en tu piel
cerremos el infierno
la fiebre no deja de ofrecerme remordimientos
ya no creo en dioses ni en las preguntas de los tigres
ni en tu imagen de agua bañándose en las aguas celestes de algún templo
adivino ahora que muere mi contorno tan terrestre como tu cuerpo
cuales son tus evasivas respuestas
y tus silencios
trazados en el aire
cállate
no hables como siempre
el humo vendrá para los dos
a abrazarnos.
G.C.
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