Vivió duros momentos
con su salud destruida
luchando por su amor secreto
más que por su propia vida.
Hubo un soplo de aliento,
con muchas lágrimas caídas
envueltas en miles tormentos
como pocos se imaginan;
pero su alma sonreída
seguía aferrada al amor,
soñando con la ocasión
de que aquella pasión vivida
diera aliento a su corazón
para volver sonreída
a vivir esa pasión.
El tiempo en sus embestidas
le dejó algunas secuelas
pero su amor como mariposa vuela
entre rosas y espinas,
y cada vez que sale el sol
siente en el pecho ese amor,
que igual que el sol… ¡Brilla!
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela