Cauteloso llegas
arropado con la sábana nocturna,
caminando por el hilo del silencio.
Pisas con tiento,
con temor a caer
en los peñascos de tus mentiras,
sobre las rocas del desamor.
Intento acaparar las luces dispersas y errantes.
Mi corazón se cansa, y se humedecen los luceros
de un sueño, afligidos de tanto anhelo...
Anhelos sin cumplir.
Esperanzas...
Trozos de esperanzas; rotos y perdidos.