Cuando Una mirada pisa,
El alma con una sonrisa,
Se calma el clamar
De un tormentoso mar
Con marea improvisa
Ahogando así, mí remendada risa.
Aquel océano, con desconsiderada brisa
Desmorona a toda prisa,
Mi existencia con una lenta premisa,
De muerte y resurrección,
Entre sus brazos y su camisa.
Y mi balsa de noción imprecisa,
Navega ya en su repisa,
Naufragante y concisa
Como hoy está mi mente
Perdida y sumisa,
Entre su corazón y su sonrisa.
Pero es armónico, romper mis balsas
Con sus aguas mansas
Surcar mis naufragios en sus cuencas blancas
Y navegar sus trusas
En busca de algunas trufas,
Como son sus labios y manías
De perderme entre sus ojos y su sonrisa
Para hacerme una choza, entre su boca y sus mejillas
Pues allí quedan sus hoyuelos que tanto me fascinan.