Las noches son placenteras, y los amaneceres se
corrompen en ecuménicos despertares coloridos
donde el tiempo se detiene y tu amor cubre las
sombras de mi soledad; edificante tu figura se
muestra ante mis ojos como mixtura de óleo con
encerado esplendor, en una alborada romántica;
cual flor de mis sueños de otoño, ensoñadora,
perfumada en aguas de crisantemos florecidos…
aromatizada…se siente el olor de tu piel en la
apresurada distancia que cubre la aurora.
¿quién soy yo; sino no estás tú?
sin tu presencia la vida no es vida.
Rodrigo Rodríguez Figueroa
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