Me he golpeado el pecho, y ha sonado a hueco
un eco tenebroso, un aullador silencio,
un abismal vacio me ha carcomido el alma,
y voy dejando a mi paso, el rastro de sus cenizas
Me he mirado al espejo, y las vacías cuencas
han hecho un guiño helado, sarcástico,
el vidrio se ha quebrado, dejando mil sonrisas
de bocas desdentadas y burlonas
Aquél que iba conmigo, se diluyó una noche
en medio de la nada, y se borro la sombra
que de él me acompañaba, quemada por el rayo
de la desesperanza.
La música es solo ruido, los libros me abotargan
la vida es pura inercia, rodar desenfrenado
bajando por el puerto hacia el abismo negro
chirriando en cada curva la goma de mis huesos
mas no suelto el volante, disfruto en cada reto
aúllo en cada trompo y en cada derrapada
y no temo a la niebla ni al hielo ni a la noche
y cuando me despeñe solo escuchareis
el grito salvaje de mi triunfo.